Ayer martes por la mañana, la familia Pérez, propietaria de un establecimiento ubicado sobre ruta 18, provincia de Entre Ríos, se encontró con una triste escena: una de sus yeguas de andar, de aproximadamente 17 años, había amanecido muerta dentro de la tropilla.
Junto al cuerpo del animal, se encontraba su cría de apenas dos años. Al ver a su madre inmóvil en el suelo, la joven potranca reaccionó con insistencia, golpeando con sus patas y empujando con la cabeza el cuerpo sin vida.


Un gesto instintivo que conmovió
La actitud del animal llamó de inmediato la atención de los integrantes de la familia, quienes presenciaron la reacción. “Fue como el instinto animal de querer revivir o levantar a su madre”, explicaron desde la familia Pérez al medio Nueva Zona.
El momento generó conmoción entre los presentes por la naturalidad y la fuerza del vínculo entre los animales, que quedó reflejado en ese gesto desesperado de la cría.


Tal como se acostumbra en ese campo, el cuerpo de la yegua fue enterrado allí mismo, una práctica habitual en el establecimiento cada vez que fallece un caballo de andar.
El hecho dejó una imagen imborrable para la familia y una muestra más de la sensibilidad y el instinto de los animales en situaciones de pérdida.