Lionel Messi puso primera y saltó a la cancha para jugar su primer partido del año, un amistoso del Inter Miami contra América de México en Las Vegas… aunque de amistoso tuvo poco, al menos con los hinchas.
Es que Leo tiene un duelo especial con los mexicanos, quienes pareciera que no logran digerir esa daga que les clavó el 10 en el Mundial de Qatar cuando los aztecas le empataban a la Selección Argentina y ponían en riesgo la clasificación a octavos del equipo dirigido por Lionel Scaloni.
Aquella tarde apareció Messi para abrir el marcador y dar inicio a lo que terminó siendo la tercera estrella de Argentina y un festejo inolvidable para la inmensa mayoría del planeta… a excepción de México.
El año pasado, por ejemplo, Messi jugó con Inter Miami por la Concachampions frente al Monterrey, y en su visita a ese país recibió abucheos, gritos y ofensas. No la pasó nada bien el rosarino, y la rivalidad sumó un nuevo capítulo en la noche del sábado, en Las Vegas.
Inter Miami perdía con América de México cuando otra vez apareció el 10, esta vez convirtiendo de cabeza el 1-1 de los dirigidos por Javier Mascherano, quien cumplía su debut en el banco del conjunto rosa.
Messi gritó el gol, se abrazó con Luis Suárez, a quien le agradeció el centro que fue asistencia, y luego se preocupó por devolverles los nuevos abucheos, cantitos y silbidos que le dedicaron los mexicanos.
Primero se señaló el número 10 de su camiseta, luego señaló a la tribuna donde estaban los mexicanos, se sonrió, les hizo gesto de “para todos ustedes”, y luego se señaló el pecho como diciendo “Yo tres, ¿y ustedes?”, por la cantidad de títulos cosechados por la Selección Argentina a largo de la historia.
Un Messi auténtico, a punto de cumplir 38 años pero con el hambre y las ganas de seguir compitiendo en lo más alto.
