Vecinos de Medanitos y Palo Blanco están enfurecidos y acusan al gobierno de Raúl Jalil por el colapso de la salud pública en el Norte de Fiambalá, Exigen cambios en la conducción del Área Programática N° 15.
La noticia cayó como un balde de agua fría en las comunidades de Medanitos, Palo Blanco y sus alrededores: los únicos médicos que prestaban servicio en esas zonas se marcharán en los próximos días, dejando a miles de habitantes en una situación sanitaria crítica.
Se trata de la Dra. Mariela Velázquez, en Medanitos, y el Dr. Freddy Mago, en Palo Blanco, ambos de origen venezolano que habían llegado a estas localidades para cubrir una de las necesidades más urgentes del distrito: la falta de atención médica.
Los profesionales, quienes no solo brindaban atención sanitaria, sino que además se habían ganado el aprecio de la comunidad por su entrega, se ven forzados a emigrar hacia el Sur del país en busca de mejores condiciones laborales y económicas. “No es solo el sueldo, es la falta de recursos, la escasez de medicamentos, y la imposibilidad de derivar pacientes adecuadamente”, comentan vecinos indignados. En un clima de enojo, la población culpa directamente al gobierno de Raúl Jalil y al Ministerio de Salud provincial por “abandonar a su suerte” a las localidades más remotas de Fiambalá.
La crítica a la administración de Hilda Quinteros: un mal que viene desde adentro
La situación no solo revela la incapacidad del gobierno para retener profesionales de la salud, sino también el malestar con la administración local de los servicios sanitarios. Hilda Quinteros, directora del Área Programática N° 15, está en el ojo de la tormenta. Vecinos y trabajadores de la Salud cuestionan su gestión, a la que acusan de negligencia y mala administración.
Un hecho reciente encendió más las críticas: la presunta prohibición de la salida de una ambulancia durante un partido de fútbol, lo que habría costado la vida del joven Misael Bayón, de 18 años. Esta negligencia, aún fresca en la memoria colectiva, desencadenó un aluvión de denuncias en redes sociales sobre el mal uso de los recursos del hospital, como el supuesto uso de las ambulancias para transportar “amigos” de la directora a Aimogasta (La Rioja) y Tinogasta.
Además, se cuestiona su falta de formación en salud pública, dado que su especialidad es la computación, promoviendo comentarios sarcásticos entre los vecinos: “Las personas no son un hardware que se arregla con software, se necesita alguien que entienda de vidas humanas”.
Una gestión que pierde médicos y la confianza de la gente
El panorama es sombrío. No se trata solo de la partida de Velázquez y Mago, sino de una posible cadena de renuncias si no se toman medidas urgentes. “Los pocos médicos que están acá se van porque no hay incentivos ni condiciones dignas”, afirman los vecinos, que señalan que el éxodo de profesionales continuará si no se cambia la dirección del Área Programática y se mejora la gestión de la salud pública en la región.
Una realidad que pone en jaque al Norte de Fiambalá
Las localidades de Palo Blanco y Medanitos, además de sus propias necesidades, deben cubrir zonas aledañas que dependen de sus centros de salud. Desde Palo Blanco, se atienden poblaciones como Punta del Agua, Chuquisaca, La Mesada, Aguas Negras y Las Papas. Medanitos, por su parte, debe dar respuesta a comunidades como Tatón, La Puerta de Tatón, La Primavera y Río Grande, con el agravante de que muchas veces estos médicos se veían obligados a cubrir guardias en el Hospital Dr. Luis Agote de Fiambalá ante la falta de personal.
Este abandono deja a las comunidades en una situación de extrema vulnerabilidad, y se alza como una prueba más de la desidia gubernamental en el manejo de los recursos de salud pública. “Es un verdadero drama lo que estamos viviendo. Los médicos se van porque el gobierno los abandona, y los vecinos quedamos desprotegidos”, concluyen los habitantes, exigiendo soluciones antes de que la crisis se profundice aún más.
Fuente: El Abaucán