Pedro Segundo Quilodrán, un peón rural de la provincia de Chubut, fue asesinado a sangre fría mientras hacía lo que más le disfrutaba: trabajar en el campo con animales. De acuerdo con la investigación judicial, el hombre -de 43 años- recibió un disparo proveniente de un rifle con mira telescópica mientras arreaba yeguas y buscaba caballos salvajes. Su asesino confesó el crimen.
Según comunicó el Ministerio Público Fiscal (MPF) de la provincia, el hecho ocurrió el domingo pasado en la estancia La Fuencisla, a unos 50 kilómetros de la localidad de Ricardo Rojas. Quilodrán había sido contratado para recorrer el campo para buscar animales salvajes y arrearlos.
Nunca imaginó que en momentos en que circulaba por la estancia a bordo de una moto tipo cross iba a recibir un disparo que terminaría con su vida. Eran aproximadamente las 20, cuando Carlos Omar Llaipen, un hombre de 66 años que vive a dos kilómetros del lugar, en el casco de la estancia, tomó su rifle y lo asesinó sin mediar palabra. Sin ningún tipo de advertencia.
Llaipen, “aprovechándose de esta situación y en forma sorpresiva y sin riesgo para él, y sobre seguro, se dirigió hacia la víctima, llevando consigo un arma de fuego tipo rifle calibre 22 con mira telescópica”, indicó el MPF.
“Su intención y voluntad fue matarlo”, señaló la Justicia. “Por ello, disparó y el proyectil del arma de fuego impactó en el lado derecho del tórax de Pedro Segundo Quilodrán, provocándole la muerte”, concluyó.
La víctima fue vista por última vez hacia las 18.30. Sus compañeros imaginaron que el hombre había decidió pasar la noche en algún lugar de la estancia y no sospecharon que ocurriera algo extraño. Un día después, su cuerpo fue encontrado.
En ese momento, mientras la Policía y los investigadores recorrían el lugar, Llaipen se acercó y confesó el hecho. Su explicación: dijo que se había tratado de un accidente.
La fiscal del caso, Andrea Vázquez, ordenó su detención. Y por decisión delajueza Lilian Bórquez y el juez Carlos Tedesco, Llaipen permanecerá bajo prisión preventiva, ya que consideraron que hay riesgo de fuga.
El defensor público indicó que la resolución adoptada por el juez de la causa tuvo una valoración errónea y cuestionó al MPF, al decir que no fundamentó el pedido de prisión preventiva. Por eso, pidió que el imputado permanezca con arresto domiciliario.
El dolor de uno de sus hijos
Uno de los cuatro hijos de Quilodrán, Pedro, escribió una emotiva carta en Facebook donde lo despidió y aseguró que buscará justicia por el crimen.
“¿Por qué te mató, papi? ¿Por qué a vos? No te metías con nadie, papito”. Con esas palabras, el hijo comenzó su descargo.
“No te metías con nadie, papito. Estuve esperando tu mensaje, tu llamada y que me digas ‘mira hijo, todas las yeguas qué encerré’. Te voy a amar y extrañar toda la vida pá, me dejaron con un dolor inmenso pá, quedé vacío sin vos. Ya no sé qué hacer papi, quiero darte un último abrazo, un último beso papito. No puedo seguir sin vos, que me estés alentando papi. Solo espero que sea un sueño, despertar y que estés a mi lado papi, abrazándome y retándome”, agregó.
“Gracias por todo lo que nos diste, la excelente persona que fuiste y me enseñaste hacer papi, gracias eternamente papito. ¡Espero que descanses en paz! Y nosotros nos vamos a encargar de esa maldita persona que te saco la vida papi. Vos solamente estabas haciendo lo que te gustaba hacer (correr yeguas). Volá alto mi viejito”, advirtió Pedro.
En ese sentido, señaló: “Van a ser días muy difíciles sin tus mensajes, llamadas o una charla papi. Seguí en el cielo corriendo unas yeguas, pegando unos gritos con tus perros, agarrando algún puma, jineteando. Simplemente que descanses papi. Gracias por todo, volá alto mi campeón”.
“Tu cencerro y el tropel de tu tropilla, los ladridos de tus perros no se van a callar papi. Con lágrimas en la pantalla te escribo esto, papi. Volá alto mi viejo, guiame de una estrella. Te voy a extrañar mucho papito”, concluyó.