El presidente Javier Milei cerró la edición 60 del Coloquio de IDEA. Había expectativa por escucharlo.
El mandatario dio un discurso que podría definirse como “habitual”, con algo de repaso de la herencia recibida y una descripción de algunas medidas que vendrán. Dijo que la parte más fuerte de su ajuste fiscal la hizo durante las vacaciones “para que la gente no se enterara tanto” y si bien anticipó que el peso se fortalecerá aún más por entrada de inversiones, volvió a ratificar su plan de cerrar el Banco Central.
Hubo aplausos en varios momentos del discurso de más de una hora, aunque no tan eufóricos. Los más fuertes se sintieron cuando habló de las universidades, que no quiere ni privatizarlas ni hacerlas pagas, sino auditarlas; cuando se refirió a los piquetes y planteó que quienes no le creían que los eliminaría le iban a tener que pedir perdón; cuando dijo que la oposición iba a tener que seguir comiendo pochoclos; al manifestar que había eliminado el déficit cuasi-fiscal del BCRA y cuando prometió que seguiría bajando la inflación.
Y el optimismo que se percibió durante todo el coloquio con respecto a las políticas adoptadas por Milei terminó de manifestarse al cierre del discurso del Presidente, cuando los empresarios se agolparon al costado del escenario para saludarlo y sacarse selfies con él.
Consultados varios ejecutivos sobre el discurso del primer mandatario, coincidieron en que se percibió un espíritu de seguir realizando transformaciones en pos de que sea el sector privado el que impulse el crecimiento a través de la inversión.
Según Milei, el país va camino hacia una moneda “mucho más apreciada” debido a las oportunidades presentes en sectores como el gas y el petróleo, los cuales ya están captando la atención de inversores internacionales. “Lo más probable es que Argentina vaya, sin lugar a dudas, a un nivel de moneda mucho más apreciada”, afirmó Milei, destacando el enorme potencial de los recursos energéticos del país.