Maira Milena Gerez (32), y Carlos Cayetano Abregú (36) anoche permanecían internados en estado desesperante en el CIS Banda, 15 horas después de que éste intentara asesinarla a tiros y, asumiéndola muerta, se disparara en la cabeza.
El escenario fue una casa ubicada en calle General Taboada s/n del Bº José Hernández, en la ciudad de Fernández, departamento Robles, Santiago del Estero.
Hasta ayer, lo poco que conocían de la pareja los vecinos era que tienen tres hijas pequeñas. Que él se habría retirado de la casa, pero que regresaba, con periodicidad, con excesos de alcohol.
¿Qué pasó ayer? Al cierre, los interrogantes eran investigados por el personal de la División Homicidios y Delitos Complejos y el equipo fiscal coordinado por Natalia Saavedra.
Un vecino dijo haber escuchado gritos después de las 5.30 de la madrugada. Luego, partieron 3 o 4 estampidos. Al instante, fueron alertados los policías de la Seccional 35.
Cuadros desesperantes
Al arribar, forzaron la puerta. En el comedor, yacía Maira con un disparo en la zona de la columna. A tres metros, también descubrieron en el piso a Carlos. Entre ambos, un revólver calibre 32.
En medio, el revuelo mayúsculo de policías, enfermeros y médicos. La pareja fue conducida al hospital local, pero ante lo grave y delicado del cuadro, se dispuso sendas derivaciones al CIS Banda.
En Fernández quedaron dos grupos familiares desconcertados. El entorno de Maira deslizó que Carlos no aceptaba el fin de la relación y que de tanto en tanto insistía por un nuevo comienzo, dentro de un clima muy enrarecido y con hijos pequeños.
Reconstrucción
Con los médicos a cargo de los dos pacientes, los policías comenzaron bien temprano una literal reconstrucción. Aunque solos Maira y Carlos conocen el tenor del incidente, los expertos conjeturaron: “Hubo una discusión y él decidió terminarlo todo de la peor manera, con sendas muertes”.
Hasta esta madrugada, el fin no se cumplió, pero el diagnóstico no era alentador para ninguna de las dos víctimas: Maira tendría un proyectil en la zona lumbar y en la siesta habría sido sometida a una delicada intervención quirúrgica. El plomo y la abundante pérdida de sangre preocupaban sobremanera.
Carlos tenía un proyectil alojado en el cráneo. Y los cirujanos evaluaban los pros y los contras para ensayar una operación.
Un tétrico amanecer de celos y tiros
Los fiscales y policías secuestraron ayer celulares, ropa, el arma de fuego y otros objetos, en su propósito de desentrañar qué pasó.
Los niños fueron mantenidos al margen del comedor, bien distantes de lo crudo y tétrico del escenario. Habrían colaborado los familiares, en especial ante la invasión policial: los hombres de Criminalística tomaron fotografías, basándose en la ubicación de Maira y Carlos y el arma empleada.
Las amigas de la mujer sugirieron que no estaban juntos, pero los problemas eran tan frecuentes, como los arranques de ira en Carlos, quien creía contemplar, a diario, con la mentira y fantasmas de infidelidad.
Un poco de paz
Ese mundo tan contaminado, sumado a los problemas económicos, minaron hasta la relación de padres, tanto que ella solo aspiraba a un poco de paz.
Ese metafórico “lujo” tan buscado ayer se estrelló de bruces contra la furia, la sinrazón desmedida de Carlos, y varios disparos que convirtieron el desamor en una pesadilla, de la cual Maira esta madrugada no lograba despertar.