La calma habitual de Puerto Tirol, en el corazón de Chaco, se rompió ayer por la tarde cuando un enorme cilindro metálico apareció incrustado en un campo privado. La escena, propia de una película de ciencia ficción, despertó intriga y debate en toda la región.
El objeto, de 1,70 metros de largo por 1,20 de diámetro, fue descubierto en el Campo Rossi, un predio rural cuyo propietario, Ramón Ricardo González, no dudó en dar aviso a la Policía para que constatara el hecho.
¿Un número de serie que podría ser de un cohete de Space X?
Los peritos que lo observaron de cerca describieron un material que no se ve todos los días y lo atribuyen en principio a que sería basura espacial. La superficie, fabricada en fibra de carbono, exhibe un número de serie grabado . Rasgos que, para los testigos, sugieren un origen fuera de lo común.
De inmediato surgió la hipótesis que más fuerza cobró en las conversaciones del pueblo: se trataría de un fragmento de chatarra espacial, posiblemente desprendido de una misión de SpaceX, la compañía aeroespacial del magnate Elon Musk.
Después de que efectivos de la comisaría de Puerto Tirol se presentara en el lugar, el Departamento de Bomberos Metropolitanos realizó una inspección minuciosa para descartar riesgos explosivos y habilitó el ingreso únicamente a personal técnico especializado.
La posibilidad de que el objeto sea un componente de SpaceX no resulta descabellada para los especialistas. Las misiones espaciales, cada vez más frecuentes, dejan miles de fragmentos orbitando alrededor del planeta.
Aunque la mayoría se desintegra al reingresar a la atmósfera, algunos logran sobrevivir y caer en la superficie terrestre. La comunidad científica sigue con atención este fenómeno, que en los últimos años adquirió mayor relevancia.