“¿Por qué le hiciste eso, Mateo, si era de tu familia?”. Es la pregunta que a los gritos y dominada por un llanto desgarrador, lanzó Ana Díaz, la madre de Luján Nieva, (11 años) en procura de una respuesta que no encontró de Walter Mateo Córdoba. La mujer irrumpió ayer a la mañana en la sala A3 de los tribunales de Monteros con el fin de participar de la audiencia de control de la aprehensión de este albañil acusado del crimen, de características macabras, de su hija de 11 años. El hecho ocurrió el domingo pasado, según la acusación, en la casa del imputado, que es ex cuñado de Díaz, y que habita en el barrio Virgen del Rosario, de Río Seco.
Ayer, Ana ingresó a la sala de audiencias y se dio con Córdoba, que estaba sentado y de espaldas, al sector del público. Contenida por sus parientes, la mujer insistió con acercarse al hombre para tratar de conseguir una explicación a lo inexplicable. Córdoba permaneció inmutable, con su mirada clavada en el suelo. La madre, dominada por un shock nervioso, fue retirada de la sala para ser asistida por un médico. Finalmente fue convencida de que no participara de la audiencia.
DESTROZADA. Ana Díaz, la madre de Luján, es retirada de la sala luego de haberle gritado al asesino
En el debate, el juez Mario Velázquez le dictó a Córdoba la prisión preventiva por el término de cuatro meses y ordenó su alojamiento en la Unidad Penitenciaria de Villa Urquiza. El auxiliar de la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Física, Bernardo Sassi, había requerido esa medida, pero por seis meses, mientras que el defensor oficial Juan Carlos Pintos, consideró excesivo el plazo y pidió acortarlo. El juez advirtió que el término dado es sin perjuicio de su ampliación, en caso de que no se concluya el proceso de investigación para su enjuiciamiento. Específicamente a la fiscalía le restaría recibir los estudios de laboratorio que determinarán si los restos hallados corresponden a la niña. Córdoba, haciendo uso de su derecho, se negó a declarar en la ocasión. El albañil, padre de cuatro niños, está acusado en principio de homicidio simple.
Velázquez, al hacer lugar al pedido de prisión preventiva, evaluó que: “existe el peligro de fuga por la característica del hecho (que tildó de macabro) y la pena en expectativa y de cumplimiento efectivo”. “(El autor del hecho) Mató, desmembró, evisceró y escondió los restos de la niña debajo de una planta. Esto tiene que ser tenido en cuenta al momento de valorar la situación procesal”, apuntó.
También consideró que la prisión preventiva se justifica ante la posibilidad de que el acusado incurra en “entorpecimiento del proceso ya que podría coaccionar a dos testigos que es necesario proteger”. El magistrado, al declarar la legalidad de la aprehensión del imputado, precisó que “la calificación jurídica a la que arribó el ministerio público y el grado de responsabilidad atribuido, encuentran correlato con los numerosos elementos de convicción reunidos”.
En la sala de audiencia estuvieron presentes varios parientes de la víctima que debieron escuchar los pormenores de uno de los crímenes más macabros que se conozca en el sur tucumano.
Sassi, al formalizar la acusación contra el albañil, precisó algunos detalles estremecedores del homicidio que se comenzó a investigar el domingo, cuando se denunció la desaparición de Luján. El martes se produjo el hallazgo de un cráneo con restos biológicos y signos de haber sido expuesto al fuego. “En una cámara se ve a Luján caminando en dirección a la casa del imputado por calle Constitución. En otra cámara ubicada más adelante ya no se la ve. Entonces se intensificó la búsqueda ahí por orden del fiscal Miguel Varela”, expuso Sassi.
“Una vecina contó que Córdoba solía quemar cosas en la vereda, pero el domingo lo hizo en el interior de la propiedad. Salía Humo negro, denso y con un olor raro”, añadió. El auxiliar fiscal dijo que la Policía observó indicios del incendio y aprehendió al acusado.
Al allanar el domicilio, los peritos se dieron con restos de la víctima enterrados en un radio de 300 metros. Encontraron además ropas íntimas de una mujer con mancha pardo rojiza y cabellos. También un rastro similar en el suelo de la vivienda y en un ladrillo. Relató que en un recipiente blanco se dieron con vísceras humanas tapadas con tierra y una planta de cebolla. Sassi concluyó que el imputado “mató, intentó calcinar el cuerpo y al no lograrlo totalmente, lo desmembró y sepultó en distintos sectores”. El cráneo y otros restos encontrados fueron desenterrados por los perros.
Walter Mateo Córdoba llegó al recinto rodeado de una fuerte custodia policial y vestido con una chomba gris manchada de sangre.
El albañil exhibió además un hematoma en su pómulo izquierdo. El auxiliar fiscal Bernardo Sassi le explicó al magistrado Mario Velázquez que Córdoba había sido víctima de agresiones en su lugar de aprehensión, en la comisaría de Famaillá, por parte de otros internos que permanecían alojados en ese lugar. Luego fue asistido de las lesiones sufridas en el hospital de esa ciudad. Así descartó que haya sufrido apremios por parte de los uniformados. Hoy fue trasladado a un pabellón de máxima seguridad.