Vivió más de tres meses con un corazón artificial hasta recibir un trasplante

Un hombre de 40 años en Australia se convirtió en el primer paciente del mundo en ser dado de alta y sobrevivir más de 100 días con un corazón artificial total antes de recibir un trasplante de donante. Este logro representa un avance médico sin precedentes y podría revolucionar el tratamiento de la insuficiencia cardíaca.

El corazón artificial BiVACOR, desarrollado por el bioingeniero australiano Daniel Timms, utiliza tecnología de levitación magnética para replicar el flujo sanguíneo de un corazón sano. A diferencia de los dispositivos de asistencia ventricular, BiVACOR sustituye completamente el corazón y asume la función de ambos ventrículos.

Fabricado en titanio, carece de válvulas y cojinetes mecánicos, lo que reduce su desgaste y aumenta su durabilidad. “Su diseño permite responder a las necesidades del cuerpo, ya sea en reposo o durante la actividad física”, explicó Timms.

El paciente y su proceso

El paciente, residente de Nueva Gales del Sur, padecía insuficiencia cardíaca en fase terminal. Ante la falta de un donante, se ofreció como voluntario para recibir el BiVACOR el 22 de noviembre en el Hospital St Vincent de Sídney. Tras más de tres meses con el dispositivo, finalmente se encontró un corazón compatible y fue sometido a un trasplante exitoso a principios de marzo.

“Hemos trabajado para este momento durante años y estamos orgullosos de ser el primer equipo en Australia en lograrlo”, expresó el cirujano Paul Jansz, quien lideró la operación de seis horas.

El doctor Chris Hayward, supervisor del postoperatorio, destacó el impacto de esta tecnología: “El BiVACOR marca el comienzo de una nueva era en el trasplante de corazón, tanto en Australia como a nivel internacional”.

El futuro de los corazones artificiales

La insuficiencia cardíaca afecta a más de 23 millones de personas en el mundo, pero solo unas 6.000 reciben un trasplante al año. La escasez de órganos hace urgente el desarrollo de alternativas como BiVACOR.

Si bien el dispositivo sigue en fase experimental, ensayos clínicos en Australia y Estados Unidos buscan evaluar su seguridad y rendimiento. En julio de 2024, el Instituto del Corazón de Texas implantó el BiVACOR en un paciente estadounidense, quien lo usó durante ocho días antes de recibir un trasplante.

“El BiVACOR aún no es un reemplazo definitivo para los trasplantes, pero es un paso gigante hacia una solución permanente”, sostuvo el profesor David Colquhoun, de la Universidad de Queensland.

El caso de este paciente australiano marca un antes y un después en la cardiología moderna y refuerza la posibilidad de que los corazones artificiales sean una alternativa viable en el futuro.