En un guiño a la CGT, el gobierno de Javier Milei decidió frenar el proyecto de Democracia Sindical que iba a ser tratado este martes al mediodía en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados.
Aunque la iniciativa contaba con el impulso de casi todos los partidos políticos y solo era resistido por el kirchnerismo, finalmente el oficialismo optó por detenerlo tras mantener conversaciones con Miguel Ángel Pichetto, de Encuentro Federal, que alertó sobre la inconveniencia de enfrentar a los sectores más moderados de la CGT.
También hubo conversaciones con Sergio Palazzo, vicepresidente de la comisión, un gremialista bancario cercano al kirchnerismo. Finalmente, La Libertad Avanza y el PRO retiraron los votos necesarios para aprobar el proyecto en comisión y el tema no será tratado, al menos por ahora.
¿Cómo se explica la jugada? Por un lado, existe un malestar social evidente, reflejado en las encuestas que muestran cierto deterioro en la imagen de Milei. Por otro lado, hay un descontento sindical, que aunque tiene diversos orígenes, podría confluir y generar una presión unificada contra el Gobierno. En este contexto, es relevante lo que ocurre con Aerolíneas Argentinas y los gremios aeronáuticos, que mantienen un enfrentamiento fuerte con el Ejecutivo.
Además, los sindicatos han mostrado capacidad de movilización, como lo demuestran con la creación de una Mesa de Transporte donde confluyen gremios y sectores tradicionalmente incompatibles entre sí. Esta mesa se reunirá el jueves para comenzar a analizar la posibilidad de un realizar paro.
Por su parte, ATE también se prepara para marchar ese jueves en rechazo a los despidos de unas 65 mil personas en el sector público, según denuncian, ante la negativa del Estado de renovar contratos que vencen el 30 de septiembre. Rodolfo Aguiar, líder de ATE, fue contundente al señalar “ahora” es el momento de “golpear” al Gobierno, porque Milei está “más débil”. Este llamado refleja la percepción de debilidad del oficialismo, lo que ha motivado a varios sectores sindicales a unirse para presionar.
Aunque los reclamos de cada gremio surgen por motivos distintos, el avance de un proyecto de Democracia Sindical solo habría servido para unificar en su contra a los sectores más moderados de la CGT con los más combativos, como el liderado por el camionero Pablo Moyano. Ante esta situación, el Gobierno prefirió actuar con prudencia.
Es importante recordar que recientemente se reglamentó la reforma laboral, dejando fuera de dicha reglamentación el tema de los bloqueos sindicales, que quedó sujeto exclusivamente a interpretación judicial.
La iniciativa, basada en 28 proyectos que presentaron los legisladores nacionales, buscaba limitar las reelecciones gremiales, un mayor control financiero, eliminar cuotas solidarias obligatorias y permitir más libertad en la elección de las obras sociales.
“Este es el tipo de cosas miserables de la política que dan bronca y ganas de abandonar a los que realmente queremos el cambio. (…) Quiero agradecer a todos los bloques que hicieron un trabajo increíble construyendo un consenso para democratizar los sindicatos. (…) Estamos confiados en que el Gobierno recapacite y que la semana que viene revele su verdadera preferencia. No se puede cachetear a (el aeronáutico Pablo) Biró para la foto y después acordar con los gordos de la CGT. Hay que elegir de que lado están”, se quejó en X el diputado radical Martín Tetaz, titular de la comisión de Legislación del Trabajo y uno de los principales impulsores del proyecto.