El microcentro posadeño vivió momentos de tensión cuando el Instituto Santa María fue evacuado tras recibir amenazas de bomba. Dos llamadas al 911, realizadas desde el celular de un joven estudiante del Instituto San Basilio Magno, encendieron las alarmas. Sin embargo, tras un operativo que movilizó a cientos de efectivos y afectó a miles de personas, se descubrió que todo fue una broma pesada perpetrada por compañeros del propietario del teléfono.
En exclusiva con Misiones Online, Luca y Pablo, compañeros del estudiante inicialmente demorado, compartieron su versión de los hechos. Con evidente preocupación, los jóvenes defendieron la inocencia de su amigo y revelaron los pormenores de la polémica broma.
Una broma que salió de control
“Queremos aclarar que nuestro compañero no tuvo nada que ver. Él dejó su celular en el banco como cualquiera, y otros compañeros lo usaron para llamar al 911. Fue una broma de muy mal gusto que nadie imaginó que iba a terminar así”, explicó Luca.
Pablo, testigo directo, agregó, “yo estaba en el aula y vi cuando mi compañero dejó su celular. Todo pasó muy rápido. De repente, otros compañeros tomaron su teléfono y realizaron las llamadas. No dimensionamos la gravedad en ese momento, pero ahora él está pagando por algo que no hizo”.
La falsa amenaza desató un masivo operativo de emergencia que incluyó la movilización de tres camiones de bomberos, cortes en avenidas y la evacuación de más de tres mil personas.
Luca detalló la magnitud del evento: “Sabemos que todo esto tuvo un impacto enorme. No solo se evacuaron estudiantes y profesores, también se interrumpió la actividad de comercios y prácticamente se paralizó la ciudad. Nos sentimos responsables como curso, aunque sabemos que la culpa no es de nuestro compañero”.
Pese a que algunos estudiantes presenciaron el momento en que se realizaron las llamadas, los autores de la broma pesada aún no han asumido su responsabilidad.
Luca enfatizó la importancia de que la verdad salga a la luz. “Hablamos con los compañeros que hicieron la broma, pero tienen miedo de enfrentar las consecuencias, como una posible expulsión. Entendemos ese miedo, pero lo que está en juego es mucho más grave: nuestro amigo enfrenta un caso penal. Eso no es justo”.
Pablo complementó “cuando nos enteramos de que nuestro compañero estaba detenido, dijimos `Hasta acá llegamos. Alguien tiene que hacerse cargo´. Esto ya no es una sanción escolar, es un tema judicial”.
La tensión en el San Basilio Magno es palpable. Luca comentó que la preceptora retiró los celulares de todos los estudiantes como medida preventiva, tras el anuncio dado a conocer ayer lunes por el colegio.
“Hoy fue un día diferente. Todos trajimos nuestros celulares, pero nos los retiraron por precaución. Algunos compañeros se quejan, pero no se ponen en el lugar de nuestro amigo, que tiene su celular incautado y está pasando por un momento terrible”.
Describieron el ambiente en el aula como “tenso”. “Siempre fuimos un curso muy unido, pero esta situación nos ha afectado. Aunque nos seguimos apoyando, sabemos que esto dejó una marca”.
Ambos estudiantes coincidieron en que la situación ha sido una dura lección. Pablo recordó una enseñanza reciente de un profesor, “Nos dijeron que una sola decisión puede cambiar tu vida. Es difícil, pero es una verdad que estamos viviendo ahora. Esta experiencia nos ha enseñado la importancia de asumir nuestras responsabilidades”.