Ignacio Chávez tiene 22 años, nació en Misiones y sorprendió al mundo con su talento callejero en Europa. Su video en Praga superó los dos millones de reproducciones. “Fue una idea colectiva”, cuenta el joven que ya se perfila como figura del freestyle internacional.
Una plaza emblemática, una pelota, y una cámara que capturó el instante justo. Ignacio Chávez, freestyler argentino oriundo de Oberá, Misiones, jamás imaginó que una tarde de exhibición en la calle lo llevaría a ser viral en todo el mundo. En las últimas semanas, un video donde se lo ve haciendo jueguitos frente al icónico reloj astronómico de Praga recorrió las redes sociales y ya acumula más de dos millones de vistas. “Fue una idea colectiva. La ciudad está llena de espectáculos en la calle. Dijimos: ¿por qué no nosotros?”, relató Chávez en diálogo con TN.
El registro fue filmado en agosto de 2024, durante los días previos al Mundial de Freestyle en Liberec, República Checa. Ignacio viajó junto a otros cuatro compatriotas para competir, y terminó entre los ocho mejores del certamen. “Ese video fue solo un pasatiempo antes del torneo. Me movía con mis amigos Valentín Falcone y Nicolás Gondra. Esa tarde hicimos unos 120 euros, pero lo redondeé en 100 para el video”, explicó.
Su paso por Europa no fue solo viral. En el Mundial llegó hasta los octavos de final, donde cayó frente a Boyka, uno de los máximos referentes de la disciplina. Hoy, con 22 años, entrena entre dos y tres horas diarias en el polideportivo municipal de Oberá y divide su tiempo entre el deporte y la carrera de kinesiología.
“En Misiones sería muy difícil vivir solo del freestyle, pero hay muchas formas de monetizarlo: dar clases, competir, hacer shows. Depende mucho del evento, pero en general se puede ganar hasta 100 mil pesos por un show de unos 20 minutos”, explicó Ignacio, que ya suma contratos para eventos deportivos profesionales en el país y en el exterior.
La historia de Chávez tiene un punto de partida claro: Ronaldinho: “Cuando era chico intentaba mantener la pelota en el aire como él, hacía sombreritos, jugaba con la pelota. A los 14 descubrí el freestyle y empecé a hacer trucos más complejos”, recordó. De Messi, dice, aprendió a encarar, pero el brasileño fue su gran inspiración para dominar la pelota como si fuera una extensión del cuerpo.
Actualmente, Ignacio forma parte de una comunidad global de alrededor de mil freestylers. Aunque parezca un número alto, dentro del universo deportivo es ínfimo. “Eso hace que llame mucho la atención cuando lo hacés en la calle o en un evento”, explicó. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en Praga.
Ahora, su próximo objetivo está puesto en Londres. Del 25 al 31 de agosto se celebrará allí el Mundial 2025, y Chávez ya se entrena para volver a representar a la Argentina. “El campeón se lleva 6 mil euros. En el Sudamericano son 1.000 dólares, y en competencias nacionales podés ganar hasta 500. Hay que mantenerse activo todo el año”, explicó.
De Oberá al mundo, con una pelota como pasaporte, Ignacio Chávez es uno de esos talentos silenciosos que de pronto estallan en redes y luego, en la vida real, confirman que no fue suerte. Fue trabajo. Fue pasión. Fue un sueño bien pateado.
