Una joven pareja con dos hijas chiquitas sufrió una terrible agresión de un vecino que los quiere afuera de la casa que habitan en Trelew, en Chubut. Luego de increparlos, mató al perro de la familia de un tiro. Días después, está con arresto domiciliario en la casa de al lado de sus víctimas.
El increíble episodio se dio el último lunes en el barrio Amaya II, cuando el agresor irrumpió en la casa de esa familia. Según trascendió, el hombre insistiía para que se mudaran, pero los inquilinos no lo reconocen como propietario del inmueble.
Según se informó en medios locales, el día del ataque el supuesto dueño de la vivienda alquilada, que tiene alrededor de 45 años, les exigió a la pareja -ambos tienen 25 años, una nena de 7 y otra de apenas 2- que en 10 días desocuparan la vivienda.
El violento vecino había irrumpido en el lugar armado y se trenzó en una fuerte discusión con el padre de familia, unos veinte años más joven que él, en la puerta de la propiedad que está atrás de la suya, separada por un patio.
Ante la negativa de los habitantes de la casa a cumplir con sus requerimientos y, luego de que el intercambio de palabras subió de tono, el hombre desató toda su violencia. Apuntó a las piernas del muchacho y efectuó al menos tres disparos, que dieron en el piso.
“Estábamos por tomar mate, él le dijo a mi marido que tenía 10 días para irnos de la casa. Mi marido le contestó que no se iba a ir”, relató la mujer en diálogo con Diario Jornada.
Desafío en Trelew: “Salí que arreglamos los problemas”
“Salí que arreglamos los problemas”, contó la chica que le escuchó decir al inesperado visitante, desafiando a su pareja.
Ante la invitación a pelear, el joven salió de la casa y atrás suyo la puerta quedó abierta. Instantes después, la beba de dos años lo siguió gateando.
Fue en ese momento cuando el violento vecino sacó el arma y disparó en dirección a las piernas del padre de la pequeña.
Las balas dieron en el suelo, sin que quede claro si tuvo sólo la intención de amedrentar a su rival, o simplemente le falló la puntería.
Más allá de la intención, está claro que al hombre no le importó el riesgo que podía significar para la pequeña que gateaba muy cerca de su papá.
“La bala pudo haber rebotado y darle a la nena”, aseguró la madre, impresionada por el desastre que podría haber generado ese increíble ataque.
Las consecuencias del episodio no fueron tan graves, pero igual resultaron muy dolorosas. Porque cuando finalmente el supuesto propietario inflexible parecía retirarse, se dio vuelta súbitamente y otra vez levantó el revolver.
Esta vez no falló. Le pegó un tiro a Mirko, el perro de la familia, que murió minutos después en brazos de su dueño.
Restricción de acercamiento y prisión domiciliaria a pocos metros
El violento más tarde quedó detenido y posteriormente le dieron un mes de prisión domiciliaria, con lo cual sus víctimas tienen que seguir conviviendo con él, a muy pocos metros y más allá de que la Justicia de Chubut también dictó una orden de restricción de acercamiento contra el acusado.
La causa quedó encuadrada como daños y abuso de arma, una figura que no prevé penas rigurosas.
Mirko tenía seis años y creció con la familia, que lo recibió cuando era un cachorro de 45 días.
Según cuenta la familia, la mascota era buena con todo el mundo, pero al vecino no lo quería, y solía ladrarle. Con dolor, la pareja, sus hijos y la suegra lo enterraron en el patio que los separa de su asesino, ese hombre al que le desconfiaba, con razón.
