Del muro de Facebook de:

Joseca Alvarado Sempértegui
Cuatro vidas. Cuatro historias. Cuatro poderosas lecciones que cambiaron la forma en que veo el tiempo, el propósito y la gracia de cada momento.
Primero: una familia que había esperado años para cumplir su sueño de emigrar al Reino Unido.
La vida se interponía en el camino, responsabilidades, retrasos, decisiones.
Finalmente llegaron al avión… pero nunca llegaron a su destino
Y me di cuenta:
Tenemos muchos planes para “algún día. Pero si seguimos esperando, algún día se convierte en nunca.
Segundo: una mujer que se suponía que iba a estar en ese vuelo. Ella llegó tarde. Perdí el registro. Suplicó subir a bordo pero fue negado. Ella estaba frustrada, enojada, derrotada. Sólo para luego darse cuenta: que el retraso fue protección divina.
No siempre conseguimos lo que queremos, porque Dios ve lo que nosotros no podemos.
A veces, su “no” es lo que nos mantiene vivos.
Tercero: un hombre que sobrevivió.
El avión se partió por la mitad y él estaba en la sección que no se prendió fuego.
Se alejó, aturdido y vivo, de algo que nadie pensó sobrevivible.
No fue suerte. Fue un propósito. Y me recordó el versículo: “Hay un tiempo para todo, y una estación para cada actividad bajo los cielos. ” – Eclesiastés 3:1
Simplemente no era su momento.
Cuarto: Y luego los que no lo lograron. Gente con sueños. Personas con familias. Gente con historias sin terminar.
Le dieron un beso de despedida a alguien esa mañana… sin saber que era la última vez.
Sus vidas nos recuerdan que el tiempo no está garantizado. No nos prometen vejez. No nos prometen más tarde. Lo que tenemos es ahora. Un respiro. Un latido. Una oportunidad.
Así que mientras todavía tengas hoy…
Mientras todavía estés respirando, sigue siendo fuerte, aún capaz, no lo desperdicies. No esperes al momento “perfecto”.
Amor ahora. Discúlpate ahora. Perdona ahora. Sueña ahora. Habla ahora.
Porque la vida no siempre viene con advertencias. Y a veces… “la próxima vez” nunca llega…