Giro en el crimen de Raymundo Barrionuevo: pericias determinaron que un familiar es el homicida

Así lo dio a conocer hace minutos en diálogo con los medios el abogado Marcos Gandini, defensor del único sospechoso y detenido por el asesinato, explicando que aparecieron pruebas de que la persona que tuvo un último contacto violento con la víctima, es un familiar. Recordó que había dos ADN en las uñas de Barrionuevo, uno de la propia víctima y otro de origen desconocido, y el resultado divulgado esta mañana del cotejo realizado por el laboratorio satélite de la provincia, indica que el perfil genético corresponde a un hombre, y que es familiar de Raymundo Barrionuevo. Ahora tratarán de determinar científicamente el grado de parentesco de quien sería el homicida, agregó Gandini.

El letrado pedirá también que toda la querella sea desvinculada de la causa, “porque podría haber algún interés contrapuesto”, y analizarán pedir el cese de la prisión preventiva para su cliente.

El domingo 15 de enero de 2023, Raymundo fue asesinado a golpes y a puñaladas en su casa, en el barrio San Ramón de la ciudad Capital. Ocurrió entre las 7.30 y las 8.40. En esa franja horaria, estuvo Dardo “Peque” Condorí, yerno de la víctima, en la vivienda, según quedó registrado en una cámara de seguridad.

Así lo sostienen las distintas pruebas que fue encontrando la justicia provincial y que complicaron a Condorí (33), único acusado por el caso que tuvo casi una decena de detenidos y sumó detalles escabrosos sobre la muerte del anciano.

Ese 15 de enero del año pasado, durante la mañana, cerca de las 7.30, Condorí ingresó en la vivienda del “Gringo” Barrionuevo, ubicado en la calle Misiones al 1400. Salió una hora más tarde.

El cuerpo del jubilado fue encontrado recién un día más tarde, el lunes por la mañana, cuando uno de sus hijos se acercó a llevarle el almuerzo. Lo encontró tirado en el comedor, sobre un charco de sangre.

Según la pericia, tenía heridas heridas en la cabeza y múltiples puñaladas en cuello y tórax. Sufrió “un shock hipovolémico” y falleció desangrado. La casa estaba dada vuelta, había sido víctima de un robo, según las crónicas de ese momento.

La violencia del caso causó conmoción. En las primeras horas, la policía detuvo casi a una docena de sospechosos buscando perfiles parecidos a los registrados por las testigos. Pero ninguno había estado en el lugar. El rastrillaje en la casa de Barrionuevo ayudó a encontrar más de 40 rastros. 

Sin embargo, casi una semana después ningún dato certero había sobre el responsable. Hasta que el martes, la policía catamarqueña detuvo a Condorí tras un allanamiento en su domicilio. Lo señalaban como el hombre que estuvo en el lugar de los hechos, y le hallaron prendas con manchas de sangre, un teléfono celular y lesiones corporales compatibles con la defensa que ejerció el jubilado cuando lo mataban.

Según contó José Barrionuevo, hijo de la víctima y abogado, en aquellos días cuando empezaron a mirar con detalle las cámaras de seguridad del barrio encontraron la figura de un hombre que tenía la misma forma de caminar que su cuñado.

“Mi padre no le abría la puerta a cualquiera que fuera a mi casa. Empezamos a ver la forma de caminar, de mover el brazo, la estatura, la contextura física y empezamos a sospechar de Condori”, a los medios.

Condori —que estaba en pareja con Graciela, hija de la víctima— se negó a declarar. Pero trascendieron datos acerca de un raid casi de fiesta que tuvo, coincidiendo con las horas en que se produjo el crimen de Raymundo.

Según pudo reconstruir la policía, el hombre salió de la casa y se fue en taxi rumbo a Balcozna, en el Departamento Paclín, donde pagó un asado para todos sus amigos, junto con varias bebidas alcohólicas. Con la plata, también aprovechó para pagar algunas deudas que tenía. 

Pero uno de los datos más escalofriantes que trascendieron en esos días, es que volvió luego a la Capital y asistió al velatorio de Barrionuevo. Según testigos de esa escena, no se acercó al cajón. Lo esquivó toda la jornada. Su actitud, además, causó sospechas a la familia, porque no saludó a nadie y la pasó cabizbajo. Estaba nervioso.

Y hubo otro elemento que causó extrañeza: tenía puestos zapatos. “Peque” vivía de zapatillas. Para sumar sospechas en su contra, aunque no había vinculación con el crimen, además se conoció que el acusado cargaba en su prontuario con denuncias de su pareja por “violencia” y por “robo”.

Con la primera prueba de ADN conocida en 2023, la defensa de Condorí había solicitado el control jurisdiccional ya que consideraba que su cliente estaba injustamente detenido, pues la prueba científica lo desincriminaba del brutal hecho de sangre. Por este motivo, el letrado pidió la inmediata libertad de su asistido, ya que no podía continuar privado de ella sin pruebas.

Finalmente en septiembre del año pasado, el juez de Control de Garantías, Rodolfo Maidana, le dictó a Condorí la prisión preventiva, y en diálogo con la prensa, el magistrado justificó su decisión indicando que: “si bien el principal sospechoso no tendría vinculación directa con el ADN recolectado en la escena del crimen, todavía existen otros elementos que no lo alejan del hecho, por lo que se sospecha que no habría actuado solo, sino con la ayuda de un cómplice”. Ahora, con el resultado pericial conocido esta mañana de lunes, queda en la mira de la Justicia algún familiar directo de Raymundo Barrionuevo, aunque esto tampoco beneficiaría abiertamente a Condorí, porque el homicidio es en coautoría, y podría seguir ligado a la causa.

Desde entonces, “Peque” quedó imputado por el delito de “homicidio doblemente calificado”, detenido con prisión preventiva en el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de Miraflores, en el Departamento Capayán.