Una gran cantidad de bombachas tiradas en una calle de la localidad cordobesa de Colonia Caroya llamó la atención el fin de semana en un caso que se tituló como “El camino de las tangas”.
Se empezaron a elucubrar hipótesis y hubo una que cerró perfecto: una acción de marketing de un grupo de teatro de mujeres. Sin embargo, seis días después, sigue el misterio, hubo un giro y hasta hay una investigación policial en curso.
El viernes, un camino rural apareció plagado de tangas. De distintas marcas, tamaños, formatos, colores. Todas como enroscadas. Salpicadas en el camino, dispersas a lo largo de seis kilómetros. Los vecinos las descubrieron a la mañana y empezaron a llamar a la radio local.
No había ninguna denuncia de robo en la Policía, no hubo ningún vecino que escuchara nada raro en la madrugada, no hubo nadie que se adjudicara el acto.
La obra teatral
El sábado a la noche se presentaba en la Casa de la Historia y del Bicentenario “Martha Canale” Las Desatadas, un grupo de teatro comunitario del barrio La Cabana en la localidad de Unquillo, a 50 kilómetros de Colonia Caroya.
La obra que iban a representar, “Estrellame otra vez”, está basada en textos de revistas femeninas de las décadas del 50 y 60, donde proliferaban frases del tipo “Tus problemas no son importantes, espéralo a él con una sonrisa, los niños dormidos y su comida preferida”. Las bombachas eran la mejor acción de marketing que se les habría podido ocurrir. Bingo, resuelto el asunto.
Las Desatadas nacieron en 2010 y hoy son 14 mujeres, un grupo heterogéneo de distintas edades y ocupaciones que profesan la pasión del teatro comunitario, que ha dado en el país grandes exponentes como el Grupo Catalinas Sur o el Circuito Cultural Barracas. A ellas también las articula el humor como recurso para expresar lo que les pasa. Hasta ahora, su performance más famosa es “No es la vida, es un bidón”: en octubre de 2020, en plena pandemia, salieron a las calles de La Cabana cada una con un bidón de agua en la cabeza.
“Cuando hacemos acciones o estamos presentes o las reivindicamos”, explicó al diario Clarín Djamila Beretta, una de las Desatadas.
Con humor
Cuando estalló el escándalo de las tangas, lo tomaron también con humor. “Empezamos a decirnos entre nosotras, ‘Che, no se hagan’, ¿quién fue?’. Al principio nos reíamos, ‘Tengo la tanga puesta’, nos hacíamos bromas. Y una compañera como chiste dijo que llevaran las tangas al teatro. Fuimos, hicimos nuestra función, pero no hicimos ninguna referencia a las tangas”, sigue.
En un comunicado que el grupo difundió a los medios aclararon que “nunca dijimos fehacientemente que esa acción fue hecha por nosotras. Negamos rotundamente haber realizado la acción de dejar 100 tangas en caminos de Colonia Caroya la noche o madrugada en que fueron encontradas por vecinos y/o personal municipal”, dice una parte del texto.
Es que a los comentarios graciosos empezaron a sumarse otros negativos, que sembraban sospechas sobre el origen de las tangas y las vinculaban a una posible red de trata o prostitución.
Se volvió pesado
Djamila no los leyó porque, lo dicho, no usa redes: le contaron sus compañeras. “Se volvió pesado. Tuvimos miedo de que hubiera alguna cosa atrás. Se nos hizo una bola de angustia”, dice, aún movilizada. Ella cree que fue un camión al que se le perdió la carga.
Averiguar el origen de las tangas
Paola Nanini, la intendenta de Colonia Caroya, primero aclara que no hubo ninguna denuncia ni ninguna sospecha de un delito vinculado con explotación sexual en la localidad, que es “muy tranquila, acá a la noche no vuela una mosca y de día nos despiertan los pájaros”.
Pero fue la primera en ponerse al frente de averiguar cuál es el origen de las tangas. No le cierra que haya sido un camión que perdió la carga, tampoco la hipótesis que sostienen la mayoría de los vecinos: que era alguien que se estaba mudando, puso las cajas arriba del auto y se le cayeron.
“¿Quién tiene cien calzones?”, se pregunta, retórica, la intendenta. Y da precisiones: recogieron más de un centenar de bombachas (muchas se volaron por el intenso viento del viernes a la mañana), había muchas tangas de River Plate y vedetinas, pero también corpiños y boxers.
Era ropa interior usada, no nueva. Nanini descarta que las bombachas las hayan tirado con una avioneta desde el aire –”El aeródromo abre solo de día”– y le llama la atención el recorrido zigzagueante de las tangas por una zona rural, que termina unos metros antes de la escuela.
Fueron las madres las primeras en alertar, temerosas de que tuvieran alguna jeringa u objeto cortante entre la tela. La intendenta actuó rápido: personal municipal, con guantes de látex y protección, recuperó las piezas, tomó fotos y entregó todo en bolsas cerradas a la Policía. Ahora, hay una investigación policial en curso.
“Quiero que se investigue”
“Capaz yo soy súper malpensada, pero no quiero que esto quede en un chiste. Si fue un chistoso, que aparezca y nos quedamos tranquilos. Quiero que se investigue y que sepamos quién fue para quedarnos tranquilos”, insiste la intendenta, y cuenta que el comisario le aseguró que están investigando para tratar de dilucidar el misterio.
Sin perder el foco de saber qué pasó, la intendenta –con ese humor tan típico cordobés– relaja en el cierre de la nota: “A los conocidos de Mina Clavero les decía que tanto hicieron ellos para tener el camino del Cura Brochero, ¡y nosotros ahora tenemos el camino de las tangas”, completa el informe del diario Clarín.