La Universidad Nacional de Salta (UNSa) vuelve a generar controversia al destinar más de 2,6 millones de pesos para la organización del brindis de fin de año 2024, una celebración exclusiva para 250 asistentes. La medida, autorizada bajo el expediente N° 23.335/23 por la Dirección General de Administración, ha desatado fuertes críticas al considerar que la institución parece estar desconectada de la realidad económica que atraviesa el país.
La resolución aprobada por la universidad incluye la contratación de un costoso servicio de catering, decisión que ha sido duramente cuestionada por el contexto actual de restricciones presupuestarias y reclamos salariales por parte de los docentes. En un momento en que la educación pública enfrenta múltiples desafíos financieros, la asignación de recursos millonarios a un evento privado parece, para muchos, una muestra de prioridades equivocadas.
Este tipo de gastos no es nuevo en la universidad. La UNSa ya había sido objeto de críticas en el pasado por asignaciones similares, lo que evidencia una falta de cambio en la gestión financiera de la institución. Pese a las reacciones negativas que estas decisiones generan, la administración universitaria continúa destinando fondos a eventos que no representan un beneficio directo para la comunidad académica en su conjunto. Informa Voces Críticas.
La situación resulta aún más preocupante si se tiene en cuenta el contexto general del sistema educativo argentino, que enfrenta serios inconvenientes en infraestructura, salarios desactualizados y falta de recursos para sostener programas académicos de calidad. Mientras los docentes y estudiantes universitarios reclaman mejoras, la asignación de un presupuesto millonario a una celebración social genera descontento y desencanto.
Las críticas hacia la administración universitaria también apuntan a la falta de transparencia en el uso de los recursos públicos. Se cuestiona por qué los fondos no se destinaron a cuestiones prioritarias, como mejoras edilicias, becas para estudiantes o proyectos de investigación. Este tipo de decisiones contribuye a deteriorar la imagen de la universidad pública, un espacio clave para el desarrollo educativo y social.
Finalmente, este episodio reabre el debate sobre la necesidad de una gestión universitaria más responsable y alineada con las necesidades reales de la comunidad académica. En un escenario económico complejo, las instituciones educativas están llamadas a ser un ejemplo de austeridad y eficiencia, priorizando siempre el bienestar y la formación de sus integrantes.
Fuente: Voces Críticas