El avance de jabalíes y ciervos en Entre Ríos genera alerta entre productores y científicos, quienes advierten de las graves consecuencias para el ambiente, la salud y la economía. Asociaciones rurales solicitan una respuesta urgente del gobierno provincial ante la destrucción de cultivos y la amenaza a la biodiversidad local.
La expansión descontrolada de jabalíes, ciervos y otras especies invasoras en la provincia de Entre Ríos está generando una profunda crisis en el sector agropecuario y ecológico.
Productores rurales e investigadores advierten sobre el impacto que estos animales están causando en los cultivos, pastizales y en la seguridad de los trabajadores rurales, quienes reportan frecuentes encuentros con estos ejemplares en las Islas del Ibicuy.
La situación ha desatado un llamado urgente a las autoridades provinciales para que intervengan y establezcan medidas de control.
Raúl Sobredo, ex presidente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú, manifestó en Radio Plaza su preocupación por la propagación de jabalíes y ciervos, afirmando que “la expansión es constante y el daño que generan es significativo”. Los productores han observado manadas de hasta 60 ciervos en los pastizales, que no solo consumen alimento destinado al ganado sino que también destruyen cercas eléctricas, ocasionando la muerte de otros animales.
Nicasio Tito, presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), alertó sobre las consecuencias de la invasión de estas especies. “Estos animales, que no pertenecen al ecosistema local, están generando un daño productivo, ecológico y ambiental significativo”, señaló Tito, instando al gobierno a que declare a estas especies como “plagas” para habilitar estrategias de contención.
La situación preocupa también a los especialistas del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Unne-Conicet), quienes se han sumado al pedido de una intervención estatal. Según sus estudios, la proliferación de jabalíes y ciervos afecta no solo a la producción agrícola sino también a la biodiversidad, desplazando a especies nativas y deteriorando la calidad del suelo y de la vegetación local.
Impacto de los jabalíes en Argentina
A nivel nacional, el aumento de los jabalíes ha generado tres consecuencias principales:
- Biodiversidad en riesgo: Los jabalíes desplazan y compiten con especies nativas, además de alterar el suelo al escarbar en busca de alimento, lo que promueve el crecimiento de plantas exóticas y amenaza la regeneración de especies vegetales locales.
- Pérdidas económicas: Los daños a cultivos y la infraestructura rural, sumado a la depredación de ganado pequeño, han afectado gravemente a la economía agrícola. En 2022, el Ministerio de Ambiente estimó pérdidas de hasta 1.400 millones de dólares anuales.
- Salud pública: Los jabalíes son portadores de patógenos que afectan tanto a animales domésticos como a humanos, pudiendo transmitir enfermedades como leptospirosis, triquinosis y brucelosis.
Experiencias de medidas de control en Parque Nacional El Palmar
En el Parque Nacional El Palmar, en Entre Ríos, un programa de control iniciado en 2006 logró reducir significativamente las poblaciones de jabalíes y ciervos axis mediante la colaboración de cazadores deportivos en una estrategia supervisada que beneficia tanto al ambiente como a la comunidad local.
“El programa de manejo con cazadores ha demostrado ser sustentable y beneficioso para la región”, explicó el investigador Ricardo Gurtler, quien lideró el estudio publicado en Wildlife Research.
Este modelo de control implementado en El Palmar se ha convertido en una referencia en Sudamérica, no solo por la reducción de especies invasoras, sino por los aportes a la comunidad en forma de carne evaluada y distribuida para consumo seguro.
Los investigadores subrayan que esta experiencia demuestra la eficacia de ajustar las sesiones de caza a los períodos de máxima actividad de las especies, aumentando la eficiencia del control y reduciendo los impactos negativos.
El jabalí es muy prolífico, y sus poblaciones ahora son abundantes. Suelen ser reservorio del parásito que causa la triquinosis en los seres humanos. Genera daños ecológicos porque “con la trompa, empuja la tierra y elimina la cobertura vegetal, un comportamiento que se llama hozada. Como consecuencia, genera parches en la vegetación, que son ocupados por plantas exóticas”, comentó. Ya en 1953, este animal fue declarado como una especie dañina en el país.
Hoy está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.