La tasa de desocupación en la Argentina refleja un fenómeno complejo que afecta a distintos sectores de la sociedad, y varía considerablemente entre las distintas regiones del país. A lo largo de 2024, el desempleo mostró un incremento a nivel nacional, con más de 1,45 millones de personas sin empleo, lo que llevó a una presión creciente sobre el mercado laboral. Sin embargo, este fenómeno no se distribuyó de manera uniforme: algunas ciudades y regiones enfrentaron índices de desocupación notablemente más altos que otras. La diferencia entre las distintas localidades es evidente, con varios conglomerados urbanos mostrando una incidencia más significativa del desempleo, lo que pone de relieve la desigualdad en la distribución del empleo y las oportunidades laborales a lo largo del país.
En el último trimestre de 2024, Mar del Plata volvió a ocupar el primer lugar entre los aglomerados urbanos con mayor desocupación en la Argentina, con un 8,6% de su población económicamente activa (PEA) sin empleo. Aunque esta cifra representó una leve baja interanual respecto al mismo período de 2023, cuando la tasa fue del 9,3%, la ciudad costera se consolidó como la más afectada por la falta de trabajo, situación que no es nueva para este municipio. Históricamente, Mar del Plata ha liderado este ranking, con fluctuaciones que van desde el 8,4% hasta cifras más altas, dependiendo del contexto económico de cada período.
A pesar de la baja, Mar del Plata mantuvo una diferencia considerable respecto a otros conglomerados urbanos, con más de 29 mil personas desempleadas en ese trimestre. La ciudad se destacó en la estadística del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que abarcó a 31 aglomerados urbanos en el país. En total, estos conglomerados sumaron un 6,4% de desocupación, cifra superior a la registrada en el mismo período de 2023 (5,7%), pero inferior a la del tercer trimestre de 2024, que había llegado al 6,9%.
El aumento interanual del desempleo a nivel nacional también tuvo sus repercusiones en otras ciudades importantes del país, que evidenciaron problemas similares. Entre los principales aglomerados urbanos que registraron tasas de desempleo altas se encuentran Gran Resistencia con 8,4%, Gran La Plata con 8,1%, y varios partidos del Gran Buenos Aires, como San Nicolás-Villa Constitución y Gran Córdoba, que alcanzaron el 8,0%. Todas estas ciudades enfrentaron un índice de desocupación superior a los 7,5%, lo que reflejó un panorama complicado en varias zonas urbanas de la Argentina.
En el ranking de desocupación, la Región Pampeana, que incluye ciudades como Bahía Blanca-Cerri, Concordia, y Gran Rosario, entre otras, mostró una concentración de desocupados, con Mar del Plata representando el 13,3% de los desempleados en esta región. En total, esta zona acumuló 217 mil desocupados. Las capitales regionales, como Santa Fe y Rosario, también mostraron tasas elevadas de desempleo, con un 6,0% y 6,1%, respectivamente.
Por otro lado, en el extremo opuesto, la Patagonia presentó las tasas de desempleo más bajas, con Río Gallegos (6,1%) y Ushuaia-Río Grande (6,9%) destacándose por mantener una mayor estabilidad en el mercado laboral. Sin embargo, la región mostró variaciones significativas entre sus ciudades. Neuquén-Plottier y Comodoro Rivadavia-Rada Tilly registraron tasas de desempleo de solo 3,9% y 1,9%, respectivamente, lo que reflejó una mejor situación laboral en comparación con otras áreas del país.
En el noroeste argentino, ciudades como Salta y Santa Rosa-Toay tuvieron tasas de desempleo que rondaron el 6,7%, lo que también representó un aumento respecto al mismo trimestre del año anterior, aunque estas cifras se mantuvieron dentro de los márgenes nacionales. En cuanto a las ciudades del norte, como Formosa y Santiago del Estero-La Banda, las tasas fueron aún más bajas, alcanzando 1,7% y 1,5%, respectivamente.
A nivel nacional, el índice de desocupación se mantuvo en 6,4%, un aumento significativo respecto al 5,7% registrado en el mismo trimestre de 2023, pero con una mejora frente al tercer trimestre de 2024, cuando la tasa fue de 6,9%. Esta tendencia mostró una creciente presión sobre el mercado laboral, con un aumento en la cantidad de personas subocupadas y ocupadas demandantes de empleo.