Una joven santiagueña, furiosa con su pareja, habría “prendido el ventilador” y desnudado un robo millonario de agroquímicos en Quimilí, por lo cual su novio fue apresado este martes, mientras la Fiscalía concentra sus energías en otros dos sujetos vitales del oscuro negocio: “Javier” y “Yiyo”.
Todo hizo eclosión la semana pasada. Hasta entonces, Jorge Hernán Carabajal trabajaba en los “mosquitos” del campo arrendado por Manuel Monedero, a la vera de la ruta 6, a 13 kilómetros de Quimilí. De acuerdo con la investigación que timonea la fiscal, Luján González Garay, la entonces novia de Carabajal estalló de ira por una pelea de pareja. Llamó por celular a una empleada de Monedero y le reveló toda la maniobra.
En esencia, habría manifestado que “Carabajal Jorge y un tal Wilson le estarían robando productos agroquímicos y le vendían a un tal Javier”. Es más, habría detallado que pese a no poder detallar “si robaron desde el galpón o cada vez que realizaban la aplicación de los productos, el monto de lo malhabido rondaría los U$S 10.000”, entre insecticidas, herbicidas, coadyudante y aceite celeriti.
Urgente tras semejante revelación, el damnificado interpuso la denuncia y acompañó las charlas entre uno de los tres empleados considerados infieles y el tal “Javier”.
En menos de 72 horas, el personal de Robos y Hurtos habría desnudado que el negocio excedía a los tres “infieles” y delataría millones de agroquímicos robados en campos de Moreno, Avellaneda, General Taboada y Aguirre, con un común denominador: “Yiyo Cáceres”.
Con órdenes refrendadas por el juez de Control y Garantías, Héctor Salomón, la policía realizó el martes cinco allanamientos: en uno, cerca del Pozo del Toba, fue detenido Carabajal. El otro se hizo en casa de “Yiyo Cáceres”, en Los Juríes, General Taboada. El individuo no fue encontrado.
En forma simultánea, la Justicia desestimó un recurso de eximición de prisión interpuesto a favor de Kevin, a cargo del abogado, Franco Cejas Escalada.
La negativa del magistrado forzó a Kevin a desaparecer de los lugares que frecuentaba. Los policías deslizaron que los tres empleados de Monedero habituaban pactar encuentros con Javier, al que consideran estrecho colaborador de “Yiyo” Cáceres.
Y el último eslabón de la cadena serían los hombres de campo proclives a la compra de agroquímicos del bajomundo, ya que los valores serían muy importantes.
Para dimensionar, las sustancias compradas a los tres sujetos costarían en el mercado legal cerca de U$S 10.000 y los sospechosos habrían recibido apenas $ 600.000, al parecer divididos entre tres, es decir $ 200.000 por cada uno.
Por otra parte, trascendió que la medida del magistrado tiene vigencia para toda la semana, razón por la cual los prófugos anoche durmieron en otras propiedades, temerosos de ser madrugados por los policías.
Uno de los abogados adelantó que en esta jornada todo se destrabará, ya que nadie desea permanecer prófugo y una vida de eterno errante.
Silenciosa, la fiscal González Garay anoche daba forma a nuevos pedidos, pero también aceleraba la vía administrativa, a fin de indagar a Carabajal hoy o mañana.
Para la funcionaria, el detenido aportaría las piezas clave para obtener la ruta de los agroquímicos. Si las sospechas son genuinas, el puente era Javier, “Yiyo” y compradores chaqueños.
Así lo deslizó un investigador, al dibujar el mapa del delito con los venenos. En teoría, “Yiyo” habituaría comprar los agroquímicos. Con logística bien aceitada, vendía la mercancía a hombres de campo, muy especialmente en la provincia del Chaco.
Esa pista es la que movilizaría a la fiscal, por entender que esta causa conlleva la punta de un negocio con muchos ceros y personajes oscuros.
Fuente: El Liberal