En un lapso de pocos días, los población del Departamento Capayán padeció voladuras de techos, caídas de árboles y torres de electricidad.
El pasado 2 de diciembre el pueblo fue arrasado por una tormenta de lluvia, viento y granizo que dañó viviendas y el sistema eléctrico, produciendo además la muerte de un niño de 8 años.
El lunes 23 otro fenómeno meteorológico, aunque menos violento que el anterior, causó destrozos cuando los vecinos todavía esperaban por la ayuda comprometida.
La comunidad fue arrasada por segunda vez por la naturaleza y sus habitantes aguardan por la presencia del Estado.