Una de ellas lleva 11 años inscripta, en estado de hacinamiento, viviendo en un salón comunitario con sus tres hijos.
Otra de las encadenadas dijo estar inscripta desde hace 15 años, que tiene un hijo con discapacidad, y que recibió promesas nunca cumplidas.
Hay otro caso de una paciente oncológica, está en situación de calle, y desde el IPV le habrían anticipado que que su situación era prioritaria.
Hasta aquí, nadie las atendió, y decidieron que continuarán con el reclamo pacífico hasta encontrar una solución.