El hombre no escuchaba razones. Y la tragedia acechaba. Tenía un cuchillo, decía que se iba a matar y parecía decidido. Entonces, un policía entró con una pistola Taser encendida, lista para disparar. En cuanto entró en el cuarto y estuvo a distancia de tiro, gatilló y descargó los dardos electrificados, que derrumbaron al suicida en potencia.
Ocurrió en una vivienda del barrio porteño de Liniers. Según informó el Ministerio de Seguridad de la Ciudad, “efectivos de la División Despliegue Intervención Rápida (DIR) fueron requeridos por personal de la Comisaría Vecinal 9A a raíz de que un hombre en crisis nerviosa amenazaba con autolesionarse con un cuchillo, en una vivienda ubicada en la calle Cosquín al 1200″.
En la casa los recibió la madre de un hombre que estaba exaltado, dentro de una de las habitaciones. Los intentos de diálogo entablados por uno de los oficiales no avanzaban y la gravedad de la situación fue en aumento. Por eso, “siguiendo los protocolos establecidos” se decidió usar un Dispositivo Electrónico de Inmovilización Momentánea (DEIM) para inmovilizarlo.
“Tras la descarga, el hombre de 31 años soltó el cuchillo, fue reducido de manera segura, y luego trasladado por personal del SAME al Hospital Santojanni, donde recibió atención médica”, se informó.
