Sofía Guterman es mamá de Andrea, quien el 18 de julio de 1994 falleció en el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). A 31 años del hecho, los familiares y sobrevivientes siguen bajo la misma lucha y sostienen que, si no hay condenados, “será la ausencia definitiva de justicia”.
Andrea Guterman tenía 28 años, estaba de novia y era maestra. Pocos meses antes de la autobomba se había quedado sin trabajo por la privatización de Obras Sanitarias, motivo por el cual comenzó a recorrer las calles de la ciudad para encontrar un nuevo empleo.
Ese 18 de julio se acercó hasta la bolsa de trabajo que ofrecía la AMIA, sobre la calle Pasteur al 600, pero todo se convirtió en desolación. A las 9:53 una bomba explotó y provocó 85 muertes y decenas de heridos. Detrás del atentado está la “organización de origen libanés Hezbollah, con autorización, directivas y financiamiento de quienes por entonces se encontraban a cargo del gobierno de la República Islámica de Irán y de la representación diplomática de ese país en la Argentina”.
La agencia Noticias Argentinas dialogó, a más de tres décadas, con Sofía, quien expresó sobre la causa: “No teníamos ni la más mínima idea de cómo había que proceder en la parte judicial, tuvimos que aprender, a estudiar, a leer, de ser personas dedicadas a nuestro hogar, a nuestras profesiones. Tuvimos que aprender a discutir. Luchamos mucho para que haya justicia, algo que todavía no ocurrió”.
“Los años se fueron sucediendo, hemos recurrido siempre a la memoria como una forma de justicia. Se pensó que el juicio en ausencia podía ser un camino, pero no se sabe si podrá ser así el resultado”, manifestó Sofía.
El juicio en ausencia fue solicitado semanas atrás por el fiscal Sebastián Basso para que los 10 imputados sean condenados sin su presencia, medida que fue aprobada en la Argentina recién el año pasado.
Frente a este posible escenario, Sofía sostuvo que durante años esperaban que los autores y responsables pudieran ser juzgados y condenados según las leyes argentinas, pero “no se pudo hacer y no se va a dar nunca tampoco”.
“Esperemos que algún día pueda haber justicia y sean condenados, pero si eso no se llega a dar, va a ser muy serio porque sería como la ausencia definitiva de justicia”, destacó respecto a la posible definición de la causa en un juicio por ausencia.
“Es todo muy doloroso, es muy triste, 85 personas, entre ellas una criatura de 5 años, que no pudieron seguir viviendo, no pudieron cumplir sueños. Queremos justicia, sabemos que no devuelve lo que se perdió, pero es algo que necesitan, los muertos también tienen sus derechos”, sumó.
Días antes y momento del atentado
Meses antes de que ocurra el atentado, Andrea le comentó a su mamá que tenía pesadillas en las que alguien la mataba, pero no podía verles la cara: “Cuando el fiscal Alberto Nisman nos llamó una mañana y nos mostró en su oficina a los autores materiales e intelectuales, íntimamente le dije a mi hija ‘acá están las caras que nunca habías visto, son ellos’”.
Mientras las pesadillas continuaban, Andrea se quedó sin trabajo como maestra jardinera en La Gotita de Agua, perteneciente a Obras Sanitarias de la Nación. Sin embargo, cuando se privatizó y pasó a ser Aguas Argentinas, las docentes fueron despedidas.